Fui al Eras Tour de Taylor Swift y me dejó 3 lecciones de vida
En mi vida entera, una parte dentro de mí siempre ha creído en los finales destinados. Tanto en el ámbito romántico gracias a los cuentos de hadas fabricados por franquicias billonarias, como en cualquier otra circustancia. Aunque la palabra ‘swiftie’ no había formado parte de mi vocabulario formalmente antes del 2020, siempre tenía presente a esa artista que cantaba exactamente lo que yo sentía en el momento exacto que lo sentía como si fuera algún tipo de brujería. No fue hasta que anunció en sus redes sociales su más reciente gira que caí al vacío, directo hacia las redes de la swift-manía, me miré al espejo (metafóricamente) y me dije: No sé cómo, no sé cuándo, pero te toca ir al Eras Tour de Taylor Swift.
¿Conseguir boletos para el Eras Tour de Taylor Swift o Los Juegos del Hambre?
A finales de año 2022, Taylor Swift tomó la plataforma de ABC para anunciar una gira. Pero no cualquier gira, anunció la gira. Pueden darse cuenta por la cara de satisfacción que tiene en la foto más arriba. Y es que en vez de solamente enfocarse en su más reciente álbum de momento, decide tomar los setbacks de la pandemia donde no pudo presentar debidamente sus álbumes ‘Folklore’ y ‘Evermore’ y dice: ¿Por qué no hacemos una gira donde presento cada hit de mi discografía entera hasta el sol de hoy? Llamémoslo: The Eras Tour.
Desde ‘Untouchable’ y ‘Superstar’ de su álbum Fearless que alimentaban mis delirios de que algún día me casaría con Justin Bieber hasta su más reciente álbum Midnights (sin contar los Taylor’s Version) donde sentí que crecía, pasaba por los mismos problemas amorosos y sanaba mis heridas todo al mismo tiempo era indubable que me tocaba asistir a este eventazo. Tomar sentimientos universales y convertirlos en algo único y personal conlleva un nivel de talento donde Taylor se lleva todos los premios. Y yo quería estar ahí para verlo.
Ambulancias sonaban. Se podían escuchar gritos a la distancia. Los swifties que se encontraban esperando el anuncio que vendría tuvieron un colapso mental. El público se preparaba mentalmente y económicamente para lo que venía.
Segundo acto: ¿Bandera blanca?
La primera etapa de la gira se concentraba en Estados Unidos, pero fuentes aseguraban que por ahí se acercaban las fechas internacionales. Yo me debatía entre comprar una boleta en el estado de Tampa o si quedarme a esperar por las fechas en países fuera de la tierra de los libres. Al final la vida tomó la decisión por mi, pues desde el momento que abrieron la pre-venta para los primeros tickets la boletería designada a venderlas explotó.
Demandas fueron hechas. Los ejecutivos de Ticketsmater tuvieron que testificar ante un juez. Caos. Pánico. Miedo. Al final el mensaje de «Estás en lista de espera» o «Eres el número 200,678 en la fila» se convertirían en flashbacks de guerra. Lo mismo sucedió para las fechas internacionales de México, Argentina y Brasil. La demanda era sobrenatural y debías tener la suerte de tu lado para siquiera conseguir acceso a la fila. A este punto me resigné a ver los cientos de Tiktoks que me enseñaban el concierto entero, las tres horas y media, como si fuera los tres episodios semanales de mi serie favorita.
Y aunque suene loco, algo dentro de mí, llámenlo intuición o un ángel de la guarda, me decía: Guarda tus vacaciones para el mes de Noviembre. Te vas de viaje en Noviembre.
Aún así, estaba en paz con mi decisión de quedarme atrás. Era libre. Vivía en armonía detrás de la pantalla. Hasta que una conversación con mi hermano mayor lo cambia todo.
Tercer acto: Nos vamos a Brasil
Mientras me encontraba de chaperona en el cumpleaños de mi sobrina, me desahogaba con mi hermano sobre el Eras Tour y lo difícil que era conseguir boletas. Casualmente él me dice que le hablará a uno de sus mejores amigos que vive fuera del país porque su novia es ultra-mega-swiftie y tal vez el sepa algo sobre boletas que alguien tenga disponible. Yo le digo que está bien pero no le presto mucha atención al asunto pues las posibilidades son muy estrechas.
Eso sucedió un miércoles. El viernes de la misma semana me llega un mensaje de un audio reenviado del amigo de mi hermano donde parecía que ejecutaba un plan maestro donde las palabras claves fueron:
- «Oye la vuelta hermano»
- «Cuatro boletas»
- «Dos libres»
- «Te aviso el lunes»
Repetí el audio unas cinco veces. Me dije a mí misma «Espera hasta el lunes para emocionarte» como un mantra hasta que llego el día. Y efectivamente, le quedaban dos boletas. El destino era Rio de Janeiro, Brasil. Pero eso era lo de menos, si conseguía comprar boletas en Singapur, me verían en Singapur.
El plan era irme sola, hasta que mi cuñada compró la boleta restante. Tenía familia en Brasil y estaba entre sus planes ir, además de que no quería perderse el evento del que llevaba hablando tan eufóricamente. Poco a poco se convirtió en una swiftie oficial y fue como tener una compañera de toda la vida a mi lado mientras cantábamos las canciones que le había recomendando dos meses atrás.
Y así como lo leen: tres meses después, me encontraba en un avión de camino a Sâo Paulo.
Las 3 cosas que aprendí del Eras Tour de Taylor Swift
Lo que no sabía entonces es que conseguir boletas fue un viaje en coche en comparación de lo que iba a pasar durate mi estadía en Rio de Janeiro para el Eras Tour de Taylor Swift. Entre todas las cosas, estas tres lecciones de vida fueron las que guardé más cerca de mi pecho:
1. Aprende a fluir
Como en cada viaje, las cosas están sujetas a cambios y obstáculos. Un viaje que originalmente duraba 13 horas en total, terminó siendo de 23 horas. Siempre me consideré una persona paciente, pero esto me elevó a nuevos niveles. Dentro de un bus a Rio de Janeiro de 10 horas y media, me encontré cuestionándome todas las decisiones que había hecho en mi vida entera. La palabra «fluir» nos rescató más de una vez cuando pensábamos que el viaje nunca terminaría.
2. Acepta las cosas que no puedes cambiar
La ola de calor que se desató en Brasil la semana del concierto generó mucha preocupación. Sin embargo, se decía que iría disipando a lo largo del fin de semana del concierto. Tristemente, no ocurrió exactamente así. El día antes de nuestro concierto sucedió la tragedia de que falleciera una fanática, Ana Clara Benevides Machado, por las condiciones térmicas abrasadoras y la falta de cooperación de la administración dentro del estadio donde no dejaban entrar botellas de agua y luego las vendían a precios abismales. Esto generó la pregunta de si era prudente seguir con el concierto del día siguiente.
Aún así, las cosas siguieron su curso al próximo día. Llegué alrededor de las 2:40PM para poder entrar a las 3:00PM (entrada VIP), una hora antes de la entrada general. Después de pasar por un calor infernal en la fila donde unos bomberos nos rociaron dos veces con agua con una súper-manguera y saltarnos una verja para poder llegar a tiempo porque nos posicionamos en la fila incorrecta al principio, pudimos entrar. Nos colocamos en nuestros lugares (donde nos quedaríamos hasta la noche, no habían asientos asignados) y esperamos. Ya lo peor había pasado (spoiler alert: Ja. No, linda). Justo media hora antes de empezar, con nuestras barras de energía y sorbitos de agua en mano: cancelaron el concierto.
Y aunque tuve la suerte de que me quedaría una semana más en Brasil, todavía no confirmaban cuándo exactamente era la nueva fecha. Con mi corazón roto y entendiendo que era una de las personas más afortunadas dentro del estadio (personas que se iban al otro día y no podían cambiar el vuelo lloraban desconsoladamente alrededor mío), respiré hondo y acepté lo que viniera. Acepté que podría irme a casa sin ver a Taylor. Acepté que todo el esfuerzo pudo haber sido en vano (dentro del objetivo principal, que era asistir al Eras). Decidí aceptar lo que no podía controlar y pensar que todo sucede por algo.
3. Disfruta el momento, sin importar las circunstancias
El concierto se movió del Sábado 18 al Lunes 20. Y mirando hacia atrás, con la sensación térmica de 60 grados de antes, fue para lo mejor posponerlo para la seguridad de todos. Estaba lloviendo ligeramente y el clima estaba fresco en general. Fue como exhalar fuerte dentro de todo al caos.
Hicimos todo el proceso de nuevo y ya estábamos dentro, curiosamente, más cerca de la tarima que antes. Mi paranoia seguía intacta aún cuando salió la telonera, Sabrina Carpenter. No fue hasta que apareció el reloj en la pantalla que marcaba el comienzo y pude escuchar no desde una pantalla, sino con mis propios oídos el «It’s been a long time coming». No fue hasta que la vi y pasó en frente mío que me dije: estás en el Eras Tour de Taylor Swift.
Sin embargo, ya tres álbumes después, entre el sentimiento de asfixia al estar apretujada entre tantas personas, recibir codazos de parte de un hombre brasileño de 6 pies y una discusión en portugués que no terminé de entender, me giré hacia mi cuñada que se encontraba atrás mío y le dije: Vamonos atrás. Ella asintió y nos colocamos en el espacio del VIP donde se podía bailar, cantar y sobre todo, respirar. Cosas que no puedes hacer cuando estás atrapado en segunda, casi primera fila.
Entendí que mi mayor prioridad no era que Taylor me mirara a los ojos por un nanosegundo (aunque hubiera sido genial) sino disfrutar ese momento que había esperado por tanto tiempo. Además, ya la había podido ver muy de cerca con el tiempo que aguanté allí. Y así mismo, canté las canciones a todo el pulmón, grabé y lloré de felicidad desde mi espacio desalojado con una pantalla gigante que me permitía ver todo a la perfección.
Y a pesar de todo, entre atrasos, olas de calor y cancelaciones fue una experiencia inolvidable y no la cambiaría por nada del mundo.
Si me ven en otra fecha en otro lado del mundo, no me juzguen. Después de este viaje decidí catalogarme como una swiftie por el mundo.
Cambio y fuera.
