La paradoja de los 5 carritos
Hace unos días fui con mi hijo mayor, Dante, a que eligiera su regalo de cumpleaños. Seleccionó cinco carritos Four Wheels.
A los pocos días se los llevó a un evento y al regresar no encontrábamos uno de ellos. Ya pueden imaginarse la catarsis. No hubo nada que le dijera que lo calmara. Entendí que para él, en ese momento sus carritos eran lo más importante. Así que lo cargué, lo senté en una silla y visualmente empecé a mostrarle por qué llorar por un carrito le estaba quitando el tiempo de disfrutar de los otros cuatro. Un ejercicio sencillo que he denominado “La paradoja de los 5 carritos”.
Levanté mis manos, mostré cuatro dedos en una y en otra solo uno. Entonces le dije: “Tienes cuatro carritos (moviendo los dedos para que él siguiera lo que le estaba mostrando y pudiera facilitarle el hacer match con lo que le estaba diciendo), te falta un carrito, ¿cuál mano tiene más? Obvio procedió a decirme que la de cuatro, medio entre risas y llanto. El ejercicio siguió por un minuto más, hasta que finalmente entendió que jugar con sus cuatro carritos era mejor que llorar por uno, que por cierto, luego apareció en mi vehículo.
¿A qué voy con esto? Mientras hacía este ejercicio con él, entendí que cuando nos dicen: “Cuenta tus bendiciones”, aún de adultos del dicho al hecho hay mucho trecho. Y por alguna razón, solemos enfocarnos más en lo que nos falta que en lo que tenemos. Lo que obviamente nos lleva a sentirnos frustradas.
La época navideña se asocia a fiestas, buena comida, juntaderas y villancicos, pero para muchos significa contabilizar lo que les falta y no pudieron lograr.
Antes de que termine el año te invito a hacer una pausa y a realizar el ejercicio de “La paradoja de los 5 carritos”, te sorprenderá cuántas de tus bendiciones te han protegido y sostenido en tu proceso de vida, mientras te preparas para cerrar ciclos.