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Buena alimentación, ¡poténciala!
Por Pedro R. Abraham, pediatra-neonatólogo
La alimentación de los hijos y la preferencia de éstos por diferentes tipos de comida dependen de las costumbres que los padres establezcan. Por lo tanto, si desde pequeños se le acostumbra a una comida saludable se les puede propiciar una dieta equilibrada.
Tipos de alimentos El niño debe ingerir más alimentos frescos y menos comida procesada o artificial. Las frutas y vegetales deben estar incluidos en la dieta diaria de nuestros niños.
Lugar Al comer debemos estar en el espacio apropiado. Se recomienda estar sentados en la mesa y siempre que sea posible, en familia, con tranquilidad y alejando medios y formas de entretenimiento como los televisores o teléfonos.
Etapas Los niños avanzan paso a paso, y el aprendizaje debe ir de la mano con el desarrollo progresivo. Ir del puré o papilla a alimentos sin procesar, o la incorporación de nuevos sabores, se debe hacer cuando veamos que el niño se encuentre preparado. La mayoría de las dificultades en la alimentación aparecen cuando se vuelan etapas o no se realiza en ellas lo que se debe de hacer.
La infancia es el momento adecuado para enseñarles a comer sólo lo necesario. Deben aprender a identificar los distintos sabores, por lo que los padres deben proporcionarles los alimentos tal cual son. Es importante, además, inculcar normas higiénicas y sociales adecuadas, procurando que la alimentación sea un acto placentero.
Desayuno Es la primera comida del día y debe aportar la energía suficiente para permitir la actividad intelectual y física de la mañana. Lo ideal es contar con tiempo para realizarse en casa y en tranquilidad.
Almuerzo Es la comida con mayor cantidad y variedad de alimentos; se deben evitar los excesos.
Merienda Se realiza al terminar las actividades escolares o extracurriculares, y no debe retrasarse demasiado ni ser excesivamente copiosa para no perjudicar la cena. Debe aportar el 15% de las calorías del día.
Cena Con ella se debe complementar el resto de las comidas del día. P
Problemas y soluciones
Cuando no come. Hay que analizar si es por alguna enfermedad o problema psicológico. A veces el rechazo de alimentos es un llamado de atención por la presencia de algún conflicto emocional, lo que se detecta a través del diálogo.
Si come mucho. Buscar el origen de la ansiedad y de esa conducta compensatoria mediante asesoría profesional y orientación familiar. Se recomienda darle platos entre horas con poco valor energético y gran capacidad de saciedad, que beban mucha agua y motivarlos a la realización de actividades físicas.
Cuando rechaza las verduras y frutas. Es necesario explicarle la importancia de consumir estos alimentos y sobre todo, poner el ejemplo. Creatividad y perseverancia deben ir de la mano: buscar formas más atractivas y sabrosas de preparar las verduras y probar una y otra vez hasta dar con recetas que les gusten.