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Volver a casa después de vivir fuera del país: La cruda realidad

Volver a casa después de vivir fuera del país: La cruda realidad

Leandro Sanchez
volver a casa después de vivir fuera

Nos adentramos en las ansiedades detrás de volver a casa después de vivir fuera del país.

Así reza uno de los temas más populares de Rita Indiana, “La Montra”, del que nos apropiamos para titular el presente reportaje, a través del cual abordamos el duelo que transitamos a la hora de cerrar un ciclo y volver a casa.

Sobre volver a casa después de vivir fuera del país

volver a casa después de vivir fuera

Apenas finalizó sus estudios de grado en la entonces considerada mejor universidad de su país natal, Xiomara decidió jugar a la suerte y aplicar a una recién lanzada convocatoria de becas internacionales. Sin pensarlo dos veces completó el formulario y adjuntó los documentos requeridos con la “esperanza” de que no la llamaran. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. Un mes más tarde recibió en su correo electrónico la noticia de que había sido una de las elegidas. Tenía tan solo un mes para organizar todo y emprender esta nueva aventura.

Hoy día ya es muy común que la juventud emigre a otro país a estudiar y especializarse profesionalmente. Se trata de una gran experiencia de vida que en un inicio se percibe como una etapa que, una vez finaliza es fácil cerrar con un candado. Pero no siempre es así. Resulta que, aunque tímidamente y entre lágrimas muchos salen de casa hacia otro destino, cuando se encuentran en su nuevo espacio, la perspectiva de las cosas cambia de manera positiva, claro está, al punto de que cuando se agota el tiempo y toca regresar a casa, “la piña se pone agria”, pues en el fondo impera el deseo de quedarse en el aquí, en el ahora. Y es entonces cuando se dan cuenta de que el volver a sus raíces no es como lo habían imaginado. Esto puede suceder de igual forma cuando se emigra por razones de trabajo, familiares, etc.

Los sentimientos encontrados

¿Pero por qué la angustia, la nostalgia… los sentimientos encontrados, si lloraban antes de irse? Esto es lo que se conoce como choque cultural inverso, que no es más que las dificultades emocionales que acompañan a quienes por distintas razones deben retornar a su tierra natal, llegando incluso a considerarse un tipo de duelo. Pero como decía el Chapulín Colorado, “qué no panda el cúnico”, pues por nuestra condición de seres humanos, al perder (y ganar) cosas, vivimos duelos de manera constante. Esto forma parte del hecho de estar vivos.

Volver a casa después de vivir fuera del país: Diferentes tipos de duelo

Nos encontramos ante un duelo que, al igual que la pérdida de un familiar o divorcio, puede llegar a manifestarse a través de los siguientes síntomas: aburrimiento, inquietud, tristeza, incertidumbre, aislamiento, desarraigo y depresión. Craig Storti, autor del libro The Art of Coming Home (El arte de regresar a casa), enlista una serie de variables que determinarán la gravedad de cualquiera de estos síntomas:

  • El reingreso voluntario frente al involuntario, donde lo involuntario es peor.
  •  La reincorporación esperada frente a la inesperada. Esta última suele ser la más dura.
  • La edad. El reingreso es más fácil para las personas mayores que han pasado por más transiciones vitales.
  • La experiencia previa de volver a casa. La primera vez suele ser la peor.
  • Duración de la estancia en el extranjero. Cuanto más larga suele ser más difícil.
  • Grado de interacción con la cultura del extranjero. Mientras más se interactúe con la cultura local, más difícil será dejarla atrás.
  • El entorno de reincorporación. A más apoyo recibido por la gente de su país, más fácil será el regreso.
  • La cantidad de interacción con el país de origen durante la estancia en el extranjero. Cuanto más familiarizado esté con los cambios en el país de origen, más fácil será la readaptación.
  • Grado de diferencia entre el país de origen y la estancia en el extranjero. Cuando una gran diferencia dificulta la adaptación a la vida en el país de origen.

Asumiendo la nueva realidad

Muchos se preguntarán por qué algunos experimentan este “sin sabor”, si regresan a la casa de siempre a compartir nueva vez con los suyos. Ante la duda, Estela Valdez, también especialista en terapia de duelo, enumera tres aspectos claves que nos ayudarán a entender un poco más:

  1. Las relaciones no son las mismas

Los amigos han seguido adelante mientras se estaba fuera y han tenido experiencias distintas. “Esto no significa necesariamente que no haya cariño o que las relaciones lleguen a su fin, pero la dinámica casi siempre suele ser diferente a la anterior, llegando a sentir incluso que ya no tienen puntos en común”, detalla.

2. Un nuevo ser ha nacido

Pasar un tiempo importante en el extranjero nos cambia, independientemente de lo lejos o cerca que nos haya llevado el viaje. “La persona se ha visto obligada a adaptarse a una nueva situación vital y a un nuevo escenario, a salir de su zona de confort, a conocer gente nueva y a experimentar nuevos lugares”, manifiesta Valdez, puntualizando el hecho de que no importa cuál sea la experiencia: habrá cambiado, y este cambio volverá a casa consigo. Por ende, puede sentirse que no encaja en el lugar que había dejado atrás.

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3. El país ya no es el “mismo”

El viajar nos abre los ojos. Nos permite tomar conciencia del mundo y su inmensidad. Nos lleva a cuestionar las creencias y hábitos que siempre hemos tenido. “Al volver, a muchos les cuesta asumir ciertos aspectos de su país de origen, como el ritmo de vida acelerado, el materialismo o los prejuicios, haciendo de la readaptación una muy dura”, concluye.

“¿Qué pierden realmente los que vuelven? En consulta, los pacientes manifiestan: el sentimiento de libertad, la cultura laboral, poder adquisitivo, los vínculos establecidos y los valores y estilo de vida de la cultura de acogida.”

Estela Valdez, psicóloga clínica, especialista en terapia de duelo.

¿Cómo enfrentarlo?

Quizás el mayor problema asociado al choque cultural inverso es que para muchas personas resulta inesperado y desconcertante, sobre todo porque desde fuera “ansían” regresar. Frente a este escenario, tendrán más dificultades quienes hayan salido huyendo de situaciones personales no resueltas, como una ruptura amorosa o problemas con la familia. Ahora bien, ¿qué podemos hacer para reducir su impacto? Eduardo Espinosa, psicoterapeuta especialista en terapia cognitiva y conductual, manifiesta que, tener que lidiar con sentimientos de depresión y tristeza después de volver a casa es normal, y por eso es importante ser paciente con uno mismo: “La persona debe permitirse el tiempo necesario para reajustarte, extrañar la vida que tenía e incluso llorar por ella. Es totalmente valido”, aclara. También le ayudará el mantener vivas sus experiencias el revisar fotos y vídeos mientras recuerda los lugares y personas que ha tenido la dicha de conocer”, añade el experto, recordándoles a los que vuelven, que son ellos los que tienen que adaptarse, así como lo hicieron con la cultura de acogida en su momento. “No pueden esperar que sean los otros los que se adapten a ellos”, finaliza.

Por otro lado, especialistas en terapias de duelo migratorio recomiendan también el contactar a otras personas que también hayan retornado y atravesado la misma experiencia porque ellos van a comprender mejor que nadie lo que se está pasando. Esto puede producirse en contextos informales, como los grupos de amigos, o formales, gestionados por un profesional como son los grupos de apoyo emocional.

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