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Cómo dejar ir: Señales de que tal vez es tiempo de soltar

Cómo dejar ir: Señales de que tal vez es tiempo de soltar

Maryorie Peña C
Cómo dejar ir

El arte de soltar las riendas y dejar ir situaciones y personas es una práctica que requiere habilidad y experiencia, y sobre todo, no es algo que aprendes de forma innata. Si sabes cómo irte sin ser abrumado por un sentimiento de indecisión ni dejar arañazos en la puerta de salida pues te encuentras en un nivel de madurez emocional óptimo y probablemente no necesites leer este artículo. La pregunta prevalece: ¿Cómo sé cuándo es tiempo de irme? ¿Cómo sé si estoy tomando la decisión correcta?

Tomando en cuenta que no tengo credenciales aptas para hablar del tema con propiedad en el aspecto psicológico, me apoyé de dos libros curados por profesionales. El primero es «Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido» del psicólogo y especialista en terapita cognitiva Walter Riso. Si estás pasando por algo similar o simplemente tienes una afinidad hacia la psicología del amor, recomiendo leerlo.

Advertencia: Alto contenido de «Amiga, date cuenta».

El arte de ‘soltar’ y saber cómo dejar ir personas y situaciones

Cómo dejar ir

Elegí este libro en específico porque explica en un lenguage sencillo y jocoso diferentes situaciones amorosas que llegan a un final inevitable, y sin embargo, una persona dentro de la relación es incapaz de irse. Y claro, vale destacar que esto aplica a diferentes circunstancias, tanto románticas como platónicas como laborales.

Como la canción «Should I Stay or Should I Go» de The Clash (temazo, fyi), que traduce como «¿Debería quedarme o irme?», el dilema de si deberías cortar lazos con algo/alguien nos vuelve reacios e ignorantes. El primero paso sería preguntarte porqué estás aquí. ¿Qué te hizo pensar que tal vez deberías irte? Tal vez algo importante se esconde detrás. No lo descartes tan rápido.

A continuación, agrupé una serie de 3 preguntas que debes hacerte para saber si irte es lo correcto.

1: ¿Estoy viendo las cosas como son? 

Si te auto-convences de que las cosas pueden mejorar, te quedarás estancado por siempre ya que en teoría, una persona o una situación puede cambiar en cualquier momento. Pero aquí está el gancho: Esto puede ocurrir hoy, el mes próximo, en diez años o nunca. Estar a la merced de un posible «quizás» es poner en prioridad todo menos a ti. Plantéate la situación como ocurre exactamente, sin rodeos ni lentes color rosa. 

«Lo ideal para tu salud mental es asumir lo que ocurre valientemente y sin escapismos. Es mejor tener una actitud objetiva y cruda aunque te genere sufrimiento, porque será un sufrimiento útil y constructivo, como cuando te quitas una enorme espina del dedo. Retirarla dolerá mucho, pero si la dejas ahí, se infectará la herida» explica Walter en el libro. 

2: ¿Me estoy quedando por comodidad? ¿O porque realmente quiero?

Dejar un trabajo que ya no te satisface y aventurarte a un proyecto en solitario o un trabajo nuevo no es una decisión tan fácil como parece, por ejemplo. Hay que ponderar y aceptar que ese sentido de comodidad que tenías financieramente será reemplazado por mucha incentidumbre por un período de tiempo. ¿Qué pasa si no lo intentas? Pues, nada. Nada cambia. Y ese es el problema. Ojo: Si te quedas porque realmente te sientes a gusto o porque entiendes que es lo correcto en el momento, también es válido. Pero si eres miserable y te la pasas pensando en los «y si…» te prometo que no hay nada peor que no intentarlo.

3: ¿Estoy siendo honesta conmigo mismo/a?

Abrirte a cualquier posibilidad de forma real y cruda es el camino hacia la liberación emocional. ¿Me quedo porque siento que no estoy completa sin ese trabajo/persona? ¿Qué pasa si me voy y nunca me siento igual? ¿Y si nunca olvido a esa persona? ¿Y si me voy y después me doy cuenta que cometí un error?

Es mejor que analices el peso de tus decisiones y tomes acción. En el libro «Dejar ir: El camino de la liberación» del médico psiquiatra, investigador y maestro espiritual David R. Hawkins, el autor tiene un buen argumento sobre esto. Imagina que de repente piensas en irte de una relación después de una pelea, dependiendo del contexto y la severidad de la misma esto se puede considerar normal. Sin embargo, si la incompatibilidad persiste y decides mirar hacia el otro lado porque no quieres afrontar la situación, lamento decirte que el pensamiento de «¿debería irme?» se volverá más testarudo que un limpiavidrios en una esquina caliente (cosas tercermundistas). «Se intercalan periodos de celebración cuando escapamos momentáneamente de los miedos internos, pero ellos siguen ahí, esperándonos» expone Hawkins en su libro. 

¿Qué pasa si te vas y te sientes culpable? Pues por lo menos no te quedaste con la incógnita, y a la vez, abriste un camino de infinitas posibilidades cuando antes solo tenías una.

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Qué es más importante: ¿sentirnos culpables o cambiar a mejor? Si alguien nos debe dinero, ¿preferiríamos que se sintiera culpable por ello o que nos pagara? Si tenemos la intención de sentirnos culpables, por lo menos deberíamos elegirlo, en lugar de ser inconscientemente dirigidos. 

David R. Hawkins, «Dejar ir: El camino de la liberación»

¿Cómo dejo ir? ¿Cómo sé si es lo correcto?

En un artículo del Instituto Fischer, espacio fundando por la Dra. Sophia Morrison, nos presenta señalas de alerta para saber si irse es lo correcto:

  • Si te sientes estancado
  • Experimentas más dolor que alegría
  • Te das cuenta de que ya no se satisfacen tus necesidades
  • Sientes que no eres capaz de crecer o avanzar

Saber dejar ir es un acto de amor propio. Dejar ir una persona que amas, una persona que ya no está contigo físicamente, una amistad, una versión pasada de un amigo/pareja, una versión pasada tuyaen fin. La tarea puede ser díficil, pero no imposible. De hecho, Taylor Swift lo explica (me encanta decir esto) en su canción «It’s time to go» del ábum Evermore cuando dice, y traduzco:

«A veces, rendirse es lo fuerte. A veces, correr es lo valiente. A veces, salir es la única cosa que te hará encontrar lo correcto.»

Si es lo correcto, vete. Aún si estás aterrado/a y sientes que te mueres por dentro, toma el miedo de la mano y vete.

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