Leyendo Ahora
¿Nos estamos obsesionando con sanar?

¿Nos estamos obsesionando con sanar?

Coral Ventura

Desde que inició la pandemia en 2020, «sanar» y trabajar en uno mismo ha sido el discurso dominante en todos lados. Lo vemos en las redes sociales, podcasts y demás plataformas de comunicación, incluso es la conversación principal cuando voy por un café con mis amigas. Y no me malinterpreten, querer trabajar en la mejor versión de sí mismo es el propósito más grande que tenemos como personas, pero, ¿hasta dónde es saludable trabajar en este proceso? Y ¿realmente todas estas herramientas que nos enseñan nos ayudan a sanar por completo? ¿Hay un destino al que llegar o es estamos hablando de un never ending, always learning process?

Hace unos días estuve escuchando un episodio de «Se Regalan Dudas», un pódcast que en particular me gusta mucho. El tema central era precisamente esto, y aunque ya venía reflexionando sobre ello desde hace meses, me pareció una buena oportunidad para compartir mis pensamientos y experiencias con ustedes respecto a esto. Porque yo también he sufrido por obsesionarme con la idea y la presión de trabajar en las partes «oscuras» de mí.

Tenemos una presión tan grande y unas expectativas tan altas como ficticias con nosotras mismas de mejorar cuando la realidad es que no existe una cosa sin la otra. Y me tomó mucho comprender esto. El afán del autocuidado, de priorizarse y sanarse a uno mismo, refleja el deseo y compromiso que tenemos como sociedad en invertir y repensar con quienes nos rodeamos, como nos tratamos a nosotros mimos y qué acciones incorporamos en nuestro estilo de vida para lograr este objetivo. Pero, ¿qué sucede cuando realmente llevas el concepto a casa y lo pruebas?

El verdadero significado de sanar

No es noticia para nadie que la conversación sobre el bienestar mental y emocional ha ganado terreno, y aunque es positivo que se normalice hablar de estos temas, también hay un peligro cuando creemos que somos un proyecto o una tesis que terminar. El problema radica cuando este proceso de sanación se convierte en una carga más, una lista interminable de tareas y «mejoras» que debemos hacer.

Cuando hablamos de «sanar», es fácil pensar que se trata de eliminar aquellas partes negativas de nuestra vida o de nosotras en sí: los miedos, traumas, inseguridades… Sin embargo, el significado de sanar puede ser más amplio y complicado de lo que creemos. Sanar no necesariamente quiere decir borrar todo aquello que nos duele, sino aprender a convivir con ello. Es encontrar un balance entre lo que queremos mejorar y lo que podemos aceptar de nosotros mismos. Lo que quiero decir con esto es que, a veces, sanar puede significar simplemente ser más amables con nosotros mismos, en lugar de intentar arreglar cada defecto o herida.

Cuando el problema se vuelve una obsesión

El problema surge cuando esta búsqueda de sanación se convierte en una obsesión. Pasamos de querer mejorar a sentirnos incompletos si no estamos constantemente trabajando en nosotros mismos. En lugar de liberarnos, nos esclavizamos a una idea de perfección que, honestamente, nunca alcanzaremos. Este deseo constante de estar «mejor» puede hacernos sentir que nunca somos suficientes, generando más ansiedad y estrés. Por lo que es muy importante reconocer cuándo este proceso de sanación, en lugar de darnos paz, nos está causando más malestar.

Y no es tu culpa. Lo cierto es que en el mundo que vivimos nos bombardean con afirmaciones de que debemos ser la mejor versión de nosotros mismos, que tenemos que hacer esto y lo otro para alcanzarlo. Pero a veces me pregunto: ¿Y si la mejor versión de mí es simplemente aceptar que no tengo que estar en constante mejoría? ¿Qué pasa si decido que está bien no estar siempre bien?

Ver También

Sanar no debería sentirse como una obligación más en nuestras vidas. No tiene que ser un trabajo constante y agotador. Como dije anteriormente, no tenemos por qué buscar las respuestas a todos nuestros problemas o imperfecciones. Al final del día, somos humanos, no proyectos de mejora continua.

¿Dónde realmente encontramos la felicidad?

Por más cliché que suene: en los pequeños momentos. No hay un destino final hacia la felicidad, aunque te lo hayan vendido o hayas resuelto todos tus problemas. Encuentras paz interior cuando eres capaz de aceptar tus imperfecciones y te quieres por lo que eres, por lo bueno y lo no tan bueno que hay en ti. La vida no es perfecta, entonces ¿por qué tenemos que agobiarnos por serlo?

Sanar es importante, sí, pero encontrar la felicidad también está en aprender a disfrutar del presente, con todo y aquellas cosas que sabemos que queremos mejorar de nosotros mismos.

© 2023 Pandora Todos los derechos reservados.
Términos y Condiciones - Políticas de Privacidad