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¿Solo debo ir a terapia cuando tengo una crisis?
Escrito por: María José Tavárez Díaz, Psicóloga Magister en Intervenciones en crisis y trauma, Especialista en manejo del duelo, duelo gestacional y perinatal. @mariajose.psicologia
Vivimos en un mundo que fomenta la inmediatez y la productividad, donde lo urgente suele desplazar lo importante. A menudo, vemos la terapia psicológica como un recurso al que recurrimos solo en momentos de crisis, o cuando hemos experimentado un trauma significativo. Es importante destacar que está perfectamente bien buscar ayuda en esos momentos críticos; de hecho, la terapia es fundamental para acompañarnos y guiarnos en esos momentos difíciles. Sin embargo, limitar la terapia a estas situaciones reduce su verdadero potencial y su función en nuestras vidas.
La terapia no solo nos ayuda a superar crisis, sino que también es una herramienta esencial para prevenirlas. La misma terapia que nos sostiene durante una tormenta emocional es la que puede fortalecer nuestra capacidad de afrontamiento, ayudándonos a evitar que las dificultades del día a día se conviertan en crisis. En lugar de esperar a que la situación llegue a un punto crítico, podríamos estar trabajando de manera constante y conciente en nuestro bienestar emocional, previniendo desbordes antes de que ocurran.
La prevención es clave
Al igual que cuidamos de nuestro cuerpo con chequeos médicos regulares, hacer lo mismo con nuestra salud mental debería ser parte de nuestro autocuidado habitual. No esperamos a tener una enfermedad grave para visitar al médico; más bien, nos hacemos chequeos para prevenir problemas mayores. Entonces, ¿por qué esperar a que surja una situación traumática para atender nuestra mente?
La terapia no es solo un espacio para procesar el dolor, también es un lugar donde podemos conocernos mejor, identificar patrones de comportamiento que podrían estar afectando nuestras relaciones o nuestra forma de ver el mundo, y aprender herramientas para enfrentar los desafíos cotidianos.
El autoconocimiento como herramienta de crecimiento constante
La terapia nos brinda un espacio para la introspección, permitiéndonos explorar quiénes somos más allá de nuestras crisis. Con frecuencia, arrastramos patrones de comportamiento que se han gestado en nuestra infancia o en nuestras experiencias previas, sin darnos cuenta de cómo están influyendo en nuestras decisiones actuales. Un terapeuta puede ayudarte a desenterrar estos patrones, haciéndonos conscientes de ellos y dándonos la opción de elegir nuevos caminos.
Además, el proceso terapéutico fomenta una conexión más profunda con nuestras emociones, permitiéndonos reconocer y gestionar mejor lo que sentimos en lugar de reprimirlo o ignorarlo.
¿Por qué esperar a que algo detone?
La prevención en salud mental nos permite tener una caja de herramientas lista para esos momentos de crisis, en lugar de construirla desde cero cuando estamos en el ojo del huracán.
Además, acudir a terapia sin una crisis inmediata nos permite un enfoque más calmado y reflexivo en el proceso, ya que no estamos lidiando con la urgencia de una situación traumática. Esto nos brinda el tiempo y el espacio necesarios para crecer a nuestro propio ritmo.
Normalizar la terapia
Otro de los motivos por los cuales muchas personas esperan a un momento de crisis es el estigma que aún rodea la salud mental. A menudo, la terapia se percibe como algo que solo necesitan quienes “no pueden manejar sus problemas solos.” Sin embargo, la realidad es que la terapia es para todos: para aquellos que atraviesan una crisis, pero también para quienes quieren conocerse mejor, mejorar sus relaciones, y prevenir futuras dificultades emocionales.
Algo que siempre menciono a mis pacientes es que mi idea no es que dependan siempre de mí como terapeuta, sino que yo poder brindarles un proceso de conciencia, reconocimiento y herramientas que puedan perdurar en el tiempo y puedan volver a ellas cuantas veces sea necesario por ellos mismos con lo aprendido en terapia.
La terapia como una inversión en ti
En última instancia, la terapia es una inversión en nuestro bienestar a largo plazo. No solo nos ayuda a navegar momentos difíciles, sino que nos da las herramientas para vivir de una manera más plena y consciente. Esperar a que algo traumático ocurra para buscar ayuda es como esperar a que una llanta se desinfle para revisarla, cuando podríamos haber hecho el mantenimiento necesario y evitar un accidente.
La invitación es a dejar de ver la terapia como un recurso exclusivo para situaciones de emergencia y comenzar a verla como una herramienta para el crecimiento personal y emocional. Al hacerlo, estaremos cultivando una relación más saludable con nosotros mismos y con los demás, previniendo problemas antes de que se conviertan en crisis, y viviendo con mayor conciencia y bienestar.