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¿Por qué queremos poner el árbol de navidad desde septiembre? Te lo explicamos…

¿Por qué queremos poner el árbol de navidad desde septiembre? Te lo explicamos…

Marcelle Cordero

¿Será que cuando inician los meses terminados en ‘bre’ psicológicamente empezamos a sentir la brisita? La Navidad, una de las festividades más esperadas del año, está envuelta en una serie de tradiciones y rituales que varían en cada hogar. Entre estos, uno de los más notables es la colocación del árbol de Navidad. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido una tendencia creciente: los árboles de Navidad empiezan a adornar los hogares antes que nunca.

Recientemente, en nuestro debate en las redes sociales sobre ¿Cuándo se debería comenzar a poner el árbol de Navidad?”, se ha levantado un interesante punto de discusión. La tendencia de montar el árbol de Navidad cada vez más temprano parece estar en aumento, con muchas familias decorando sus hogares antes de lo que alguna vez se consideró la temporada adecuada.

Para entender mejor este fenómeno, consultamos a Soraya Mercedes, psicóloga y terapeuta familiar, quien nos ofrece una perspectiva esclarecedora.

Anticipación festiva

Soraya Mercedes, experta en psicología familiar, nos explica que “la anticipación de las celebraciones navideñas, como poner el arbolito o decorar el hogar antes de tiempo, refleja una profunda búsqueda de alegría, seguridad y confort emocional”. Según Mercedes, adelantar la colocación del árbol de Navidad y la decoración del hogar no solo marca el inicio de una época festiva, sino que también actúa como un mecanismo para manejar el estrés y la incertidumbre que muchas personas experimentan.

“Estas actividades ofrecen una manera de crear un refugio de calidez en nuestras vidas. En tiempos de incertidumbre y estrés, la decoración anticipada puede proporcionar una sensación de control y estabilidad emocional”, añade Mercedes. Al comenzar las celebraciones antes de lo habitual, las personas no solo extienden la experiencia festiva, sino que también establecen un espacio que les brinda felicidad y bienestar emocional en medio de la agitación diaria.

Conector familiar y emocional

Desde la perspectiva de Soraya Mercedes, “decorar para la Navidad va más allá de una simple tradición; es un acto simbólico que nos conecta con recuerdos felices y nos permite crear nuevos momentos significativos con nuestros seres queridos”. La decoración navideña no es solo una forma de embellecer el hogar, sino también un medio para revivir y compartir experiencias emocionales que fortalecen los lazos familiares.

“Cada adorno, cada lucesita, y cada elemento del árbol de Navidad tiene el poder de evocar memorias de tiempos felices y de construir nuevas experiencias que permanecen con nosotros a lo largo del tiempo”, explica Mercedes. Esta conexión emocional no solo enriquece nuestra celebración, sino que también nos ayuda a apreciar y valorar los momentos compartidos con nuestros seres queridos.

El marketing y la cultura popular también juegan un papel significativo en la tendencia de adelantar la temporada. Las tiendas y los medios de comunicación a menudo comienzan a promocionar la temporada navideña mucho antes de diciembre, creando un ambiente en el que es socialmente aceptable e incluso esperado empezar las celebraciones con antelación.

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Este fenómeno no solo refleja las tendencias comerciales, sino que también responde a un deseo más amplio de alinearse con el espíritu festivo que se presenta en la publicidad.

Adaptación a Cambios en la Vida Moderna

En la vida moderna, donde el tiempo parece siempre escaso, adelantar la decoración navideña también puede ser una forma de gestionar el calendario ocupado. Preparar el árbol y las decoraciones con antelación permite una planificación más relajada y menos apresurada, facilitando la organización de las festividades y reduciendo el estrés asociado con las preparaciones de última hora.

El Desafío de la Perfección y la Ansiedad

Sin embargo, la psicóloga también señala que la presión por lograr una Navidad “perfecta” puede generar estrés y ansiedad. La búsqueda de la perfección en la decoración y las celebraciones puede desviar la atención de lo que realmente importa: la conexión emocional y el disfrute del tiempo juntos. “Es fundamental reconocer que la presión para cumplir con expectativas externas puede ser abrumadora”, advierte Mercedes. “En lugar de centrarnos en la perfección, deberíamos enfocarnos en disfrutar el proceso y priorizar la conexión emocional”.

La presión por tener todo perfectamente organizado y decorado puede desviar la atención de los aspectos más importantes de la festividad. Mercedes sugiere que, en lugar de obsesionarnos con detalles, es mejor enfocarnos en el valor emocional de las celebraciones. “La Navidad no se trata de cumplir con expectativas externas, sino de crear un ambiente donde todos se sientan valorados y conectados”.

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