¿Por qué las mujeres se estresan más que los hombres?

Seguramente te has preguntado alguna vez por qué parece que siempre estamos más estresadas que los hombres. Tu amigo o tu pareja parece poder mantener la calma, mientras tu te sientes con la cabeza vuelta un ocho, pensando en las mil y un cosas que debes resolver.

Incluso puede sentirse como que después de una larga jornada de trabajo o en medio de la locura diaria de gestionar la casa, el trabajo, la familia, aún no logramos desconectar. Pues resulta que no es solo una sensación. Hay razones científicas y sociales que explican por qué somos más propensas a experimentar mayores niveles de estrés.

1. Diferencias biológicas

Empecemos por lo biológico. Nosotras, las mujeres, tenemos un ciclo hormonal que afecta no solo a nuestro cuerpo, sino también a nuestras emociones. Los niveles de estrógeno y progesterona varían durante el ciclo menstrual y pueden influir directamente en cómo respondemos al estrés.

Además, nuestro cerebro también tiene algunas diferencias con el de los hombres. Las mujeres tienden a tener más conectividad entre los hemisferios cerebrales, lo que muchos expertos entienden que hace más propensas a ser empáticas y procesar las emociones de una manera más profunda, lo cual es una bendición, pero también puede hacer que sintamos más el peso de las tensiones diarias.

2. La doble carga

A esto súmale la famosa «doble carga». A pesar de los avances, muchas de nosotras seguimos asumiendo una gran parte del trabajo doméstico y el cuidado de los hijos, además de nuestras responsabilidades laborales. 

Este exceso de responsabilidades se traduce en una mayor presión mental. Un estudio publicado en The American Journal of Sociology encontró que las mujeres dedican más horas que los hombres a las tareas del hogar, incluso cuando tienen empleos a tiempo completo. Imagina: trabajar todo el día y llegar a casa para continuar con más trabajo. Es como si nunca hubiera un momento de descanso real.

3. Expectativas sociales

Tal y como bien expresó la actriz America Ferrera en la icónica película de Barbie: «Es literalmente imposible ser una mujer». La sociedad nos pone estándares demasiado altos e irreales, expectativas inalcanzables.

Se espera que seamos excelentes profesionales, madres dedicadas, amigas incondicionales, y logremos todo esto sin despeinarnos. Esa presión constante para cumplir con todas las expectativas y desempeñar múltiples roles es una fuente importante de estrés.

4. La tendencia a sobreanalizar

Reconozcámoslo: a veces no podemos evitar darle mil vueltas a las cosas. Esto no es un defecto, es una tendencia común en nosotras.

Las mujeres tenemos una mayor tendencia a rumiar, es decir, a pensar repetidamente sobre los problemas, lo cual puede aumentar los niveles de ansiedad y estrés. Mientras que los hombres tienden a buscar soluciones rápidas o a desconectar más fácilmente, nosotras solemos quedarnos atrapadas en el análisis.

El impacto del estrés en la salud

Lo preocupante es que el estrés crónico puede tener efectos devastadores en nuestra salud. Según la American Psychological Association, personas con altos niveles de estrés pueden presentar síntomas como dolores de cabeza, fatiga, dificultad para concentrarse y problemas para dormir. Y eso sin contar los problemas más serios como el riesgo de enfermedades cardiovasculares o el debilitamiento del sistema inmunológico.

¿Qué podemos hacer?

No todo está perdido, amiga. Ser conscientes de estas diferencias nos da poder para enfrentarlas. Aquí te dejo algunos tips que pueden ayudarte a manejar mejor el estrés:

• Tómate tu tiempo: Date permiso para desconectar sin sentirte culpable. Así sea una caminata corta o un baño relajante.
• Comparte responsabilidades: No tienes que cargar con todo. Si vives con tu pareja o familia, dividan las tareas equitativamente.
• Practica mindfulness: Técnicas como la meditación y la respiración consciente realmente ayudan a reducir el estrés.
• Cuida tus ciclos: Conoce tu cuerpo y sé consciente de los momentos en los que tu ciclo hormonal pueda estar afectando tu estado de ánimo.

Recuerda, no estamos solas en esto. Aprender a manejar el estrés es un proceso, y ser más amables con nosotras mismas es el primer paso.