¿Siempre repites el mismo patrón? Descubre cómo innovar en tus relaciones
A veces parece que la vida amorosa sigue un guión preestablecido: un ciclo que repetimos una y otra vez. ¿Por qué, a pesar de nuestras mejores intenciones, terminamos en relaciones que se sienten familiares, incluso cuando sabemos que no nos están funcionando? La respuesta está en los patrones relacionales.
¿Estás cansada de caer en ellos? ¿Cansada de terminar con el mismo tipo de hombre: emocionalmente no disponible, tóxico, o infiel? Tranquila, el primer paso está en reconocer la raíz del problema y, como siempre, te ayudaremos a hacerlo.
Para ello, recurrimos a la experta Mónica Mejía, psicoterapeuta especialista en el acompañamiento de procesos como el crecimiento personal, la identidad, y la construcción de relaciones sanas. Profesional que cuenta con su propio centro psicoterapéutico, Psicomed, y también con su propio podcast, Mente en Perspectiva.
En esta entrevista, Monica compartió con nosotras todo lo que debemos saber de los patrones en las relaciones, desde qué son hasta cómo superarlos. ¡Sigue leyendo para enterarte!
¿Qué son los patrones en las relaciones? ¿De dónde salen?
El ser humano aprende a amar y ser amado desde la infancia. La primera interacción que tenemos es con nuestros padres; es desde ahí que inicia la formación de cómo vemos y percibimos el mundo y, por consecuencia, la construcción del autoconcepto, valor propio, habilidades sociales, sentido de merecimiento y la autoestima. Inevitablemente, a nuestra temprana edad aprendemos por observación y acción.
Por ejemplo, si crezco en un matrimonio disfuncional, donde hay violencia, y ambas partes permanecen por años en el mismo estado, voy aprendiendo que el amor es aguantar, no tiene límites y conlleva profundas heridas. De igual forma, si uno de los padres abandona a los hijos, sea literal o está presente pero desconectado emocionalmente, los hijos entienden que hay algo malo en ellos, que no son suficientes ni dignos para ser amados, y tratan a toda costa de recuperar ese afecto que no está; desde este concepto aprendo que el amor abandona, cuestiono mi dignidad, surge una necesidad de recuperar y ganarme el amor, provocando que aprenda a entregarme sin límites para que los otros no me dejen.
Si nos enseñan que nuestro valor está en las cosas que logramos, recibimos un mensaje claro: eres suficiente por tus logros no por tu esencia. Todo esto son patrones e inician desde que tenemos uso de razón.
La teoría del apego, creada por John Bowlby, nos explica a profundidad por qué pasa esto. Describiendo que, el apego es un vinculo profundo que se desarrolla con nuestras figuras de apego, sea padres o cuidadores primarios. En el caso de que estas figuras brinden seguridad, protección, cercanía, el infante aprenderá a ser amado y a amar. Este estilo de apego es el que se repetirá a lo largo de toda la adultez. De igual forma, sino lo recibe, tendrá un apego inseguro en el curso de su vida.
¿Por qué caemos en los mismos patrones?
Los patrones creados en la infancia son estructuras que se convierten en nuestro fundamento en la adultez. “Así como me amaron, amo”. Por más dificil y dolorosa que sea una relación amorosa, si conecta con la base de nuestra historia, me quedaré porque es lo conocido, es la definición de amor que hemos aprendido.
Es típico ver personas que eligen parejas que no están disponibles, sea por que están casadas o porque tienen el corazón comprometido, si indagamos en su historia es posible que haya experimentado abandono emocional por alguno de sus padres, asi que mendigar amor, tener atención a medias, condicionada, es lo conocido para esta persona. Le hace daño, pero se queda porque es lo único que ha aprendido a recibir.
Por otro lado, casos muy comunes son los hijos parentalizados, que han tenido que estar en medio de la relación de mamá y de papá, han asumido funciones más allá de su edad, o por ausencia de alguna figura han tenido que cubrir el rol de uno de los padres; en la adultez, tienden a tener relación a través del “traje del Sindrome de salvador”; no buscan parejas sanas, sino historias tristes a las cuales rescatar, como si la otra persona fuese su proyecto de vida.
Caemos en patrones similares porque siempre buscamos abrazar lo conocido, aunque nos haga daño. Hasta que sanemos.
¿Cómo podemos romper con estos patrones?
• Hacernos conscientes. Debemos hacer un ejercicio de identificar estos patrones, ¿qué se repite en mi historia? ¿me hace daño? ¿Me hace feliz? Ej. “¿todas mis relaciones son con personas no disponibles emocionalmente?” “en mis relaciones siempre me entrego sin medidas y el otro me defrauda?” “¿siempre doy más de lo que recibo?” “¿me quedo aunque no soy feliz?” “¿tengo miedo al compromiso?”
• Conectar con el origen: Haz introspección de cómo se asocia esto a tu relación primaria con mamá y con papá, con tu crianza.
• Analizar cuál es el costo de seguir con estos patrones. Cuando pensamos qué estamos perdiendo en el medio del camino, es cuando nos damos cuenta que hay que cambiar. Hacer una lista de indicadores de sanidad, que se conviertan en los no negociables. (Ej. capacidad de negociación, disponibilidad emocional, que valide las emociones, que coincidan en visión, seguridad, protección, paz)
• Aceptación radical de que no se puede cambiar a la otra persona. Si decides iniciar una relación observa evidencias de sanidad, no simplemente el discurso. Busca coherencia entre lo que dice y lo que hace. Abraza tus no negociables, y exprésalos a través de la comunicación asertiva.
• Trabaja en tu autoconcepto, en lo que mereces. Te invito a realizar un proceso terapéutico que te permita atravesar este trayendo acompañado. Sanar se puede sentir como una montaña rusa que a veces pensamos que nunca acabará.
Y recuerda:
«Caemos en patrones similares porque siempre buscamos abrazar lo conocido, aunque nos haga daño. Hasta que sanamos»
Psicoterapeuta Mónica Mejía