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¿Cómo puedo aprender a estar sola?

¿Cómo puedo aprender a estar sola?

Leandro Sanchez
aprender a estar sola

Aprender a estar sola es un proceso complejo pero natural en las personas. Desde siempre hemos escuchado decir que el ser humano, por naturaleza, es un ente social diseñado para vivir en comunidad. Ya lo dijo Aristóteles y forma parte de su filosofía política (Cfr. Pol. I 2, 1253a2-3). Ésta nos habla, entre otras cosas, de que solo en sociedad llegamos a desarrollarnos plenamente, sea a nivel doméstico (todos pertenecemos a una familia), y en un nivel más amplio, cuando formamos parte de la sociedad política. De aquí que, en función de satisfacer sus exigencias físicas y espirituales, el hombre necesita vivir en sociedad, ya que el hombre racional e individual no es autosuficiente y requiere de la ayuda y protección de los demás de su especie, formando lo que llamamos comunidades.

Aprender a estar sola este 2024

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Créditos: Mikoto Raw Photographer / Pexels

Ahora bien, más allá de lo citado existe un plano interior, íntimo y único que debemos aprender a cultivar. Y es que como reza un dicho, si no sabemos estar bien con nosotros mismos, difícilmente lo estemos junto a los demás.

En este contexto entra en escena nuestro tema principal: la soledad. Pero de entrada quisiéramos que este término no se perciba como ajeno a cada uno de nosotros. Más bien, que sepan forma parte intrínseca de nuestra naturaleza y que resulta de suma importancia para la construcción de la personalidad y autoestima, porque precisamente es en este tipo de espacios en los que tenemos la oportunidad de conocernos mejor.

Sin embargo, posiblemente a muchos les asuste la idea de pensar en ello. Pero, ¿por qué nos asusta la soledad? “En la soledad enfrentamos nuestros pensamientos y emociones. Suele asustarnos porque en ocasiones nos encontramos con aspectos que escondemos, evadimos o rechazamos”, explica la psicóloga clínica Carolina Peña.

Para Peña, quien se especializa en temas de límites, dependencia y codependencia, aprender a estar solos podría definirse como la ausencia de miedo o angustia frente a la idea de estar con nosotros mismos, ya sea por soltería o por qué no, por un tema de pasar tiempo de calidad a solas sin la necesidad de tener siempre alguien al lado. “Encontrar paz en nuestra propia compañía es de las mejores formas de libertad. Cuando dejamos de buscar desde la necesidad es cuando realmente elegimos”, subraya.

¿Cómo puedo aprender a estar sola? Vívela a plenitud

Si has decidido sacarle el máximo provecho a tu “soledad”, a vivirla a plenitud; cualquier actividad que te haga sentir más tú siempre será buena y válida. “Esto puede ser desde algo tan simple como escuchar a aquellos artistas que te gustaban y habías olvidado, aprender una tarea nueva y reencontrarte con personas que tenías mucho si ver. Así como crear nuevos vínculos y hasta tomar decisiones más ‘complejas’, como realizar un proceso terapéutico para evaluar lo vivido en la relación anterior. Por ejemplo, acompañar tu proceso de duelo y plantear lo que quieres de ahora en adelante”, sostiene la entrevistada (@psycarolinapena).

Y es que, estar a solas luce sencillo, pero hoy día es más difícil de lo que parece. Porque estar en paz con nosotros es estar en paz con nuestras verdades, nuestros miedos y preocupaciones, con nuestros deseos y nuestros sueños, entre otros aspectos más. “Cuando mis pacientes me expresan que le temen a la soledad me enfoco en explorar el trasfondo, lo que podrían estar escondiendo detrás de lo que proyectan”, sostiene Carolina Peña, quien forma parte del equipo de Praxis Psicología Integral.

Suena bonito, ¿no? Así es, pero a veces no es tan fácil lograrlo. No obstante, es importante trabajar en esto, ya que la consecuencia directa de no saber estar solos frente a cualquier escenario de la vida es la dependencia. “No saber estar solos, es necesitar al otro en todo momento. Y aunque nadie es totalmente independiente, y como seres sociales que somos nos necesitamos los unos a los otros, es necesario aprender a hacer las paces con nuestro self para que lo que demos a los demás sea de valor. Además, en ese sentido resulta oportuno reflexionar sobre si el valor que nos damos depende de la mirada y aprobación del otro, pues esto posiblemente se convierta en dependencia, que no hace más que quitarnos autonomía y estancarnos”, concluye Peña.

Nicótica social

La soledad puede llegar a ser una de las emociones más intensas y dolorosas. Prueba de ello es que hacemos cualquier cosa para evitarla. “De hecho, la gran mayoría de adultos somos sociodependientes, adictos a la nicotina social. Es decir, a la irracional necesidad de estar permanentemente en contacto con otras personas. A pesar de ser la forma de ‘drogadicción’ más común en nuestra sociedad, es también la más desconocida. ¿Quién es el valiente que se atreve a quedarse a solas, desnudo emocionalmente y cara a cara con el dolor que anida en sus profundidades?”.

Lo anteriormente dicho forma parte de la sinopsis del libro Ama tu soledad, del español Borja Vilaseca, concebido como un proceso de desintoxicación social con el que afrontar quizás uno de nuestros mayores miedos: la herida de abandono. Entre otros aprendizajes, propone que dejemos de utilizar a los demás como parches para tapar nuestro vacío existencial y suplir nuestra falta de amor propio. Y que revisitemos nuestra infancia para reconciliarnos con nuestro niño interior. Solo así podremos convertirnos en lo que estamos destinados a ser: nuestro mejor amigo, descubriendo que nunca estamos (del todo) solos.

Adéntrate a lo incómodo

Su autor nos invita a reflexionar en la siguiente pregunta: ¿Qué sueles hacer cuando te sientes solo? Buscar compañía o entretenimiento, ¿no es cierto? Y hoy en día la forma más rápida y fácil de conseguirlo es navegando por las redes sociales o llamar a alguien, en segunda instancia. “Es un acto tan mecánico como inconsciente. No es algo que decidas libre y voluntariamente. Simplemente sucede. No te permites sentir soledad ni un segundo. Y no es para menos. Se trata de una sensación molesta, incómoda y desagradable… ¿quién en su sano juicio querría experimentarla?”, relata Vilaseca.

El ejemplar, que por momentos suele ser muy directo, reflexiona sobre el hecho de que queramos o no, la soledad nos lleva a convertirnos –sin saberlo– en un yonqui de las relaciones. “No es tanto que desees compartir (te) con otras personas; en realidad las necesitas –y utilizas– para tapar tu vacío interior. A menos que aprendas a estar solo y seas feliz por ti mismo, tu verdadera motivación para relacionarte siempre va a estar viciada por el miedo a la soledad”, dice @borjavilaseca.

Pero no te atormentes, es algo que le pasa prácticamente a todo el mundo. “Formamos parte de una especie enganchada a la ‘nicotina social’. Es decir, a la irracional necesidad de estar permanentemente en contacto con otras personas, ya sea de forma analógica o digital”, dice el también fundador de @kuestiona, una plataforma de autoconocimiento para personas en proceso de cambio. Lo cierto es que esta patología está muy bien vista por la sociedad. “De hecho, el sistema en el que vives es en sí mismo un gran parche para evitar sentirte solo, poniendo a tu disposición durante 24 horas al día todo tipo de estímulos con los que mantener tu mente distraída, anestesiada y narcotizada”, finaliza su creador, alentándonos a aprender a disfrutar de nuestra propia compañía para entonces poder crear vínculos libres y auténticos con los demás, pues muchas veces la mejor compañía la encuentras estando solo.

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Apoyo…

¡Ánimo, si decides hacer stop en el amor!

Para nadie es un secreto que la soledad está asociada profundamente a temas de pareja. Cuando una persona decide por voluntad propia estar sola, de manera especial tras una ruptura, es importante identificar su impacto, evaluar qué ha perdido: costumbre, amistades compartidas, los domingos en familia, planes a futuro…

“Reconocer el dolor y permitirnos vivirlo es el paso más sano que podemos realizar. Mientras más accedamos a este, pues más fácil será el poder seguir adelante y el llevar un proceso de duelo sano”, detalla la psicóloga Carolina Peña, que a lo largo de su carrera se ha especializado en terapia de duelo.

Ante esta realidad, sugiere:

  • Acercarnos más a nuestros seres queridos, el amor y el cariño suelen ser factores sanadores.
  • Realizar actividades que nos acerquen más a quienes somos, a reconocernos en esta nueva etapa.
  • Implementar actividades de autocuidado.

Respecto al tiempo prudente para iniciar una nueva relación, no hay uno establecido, pues dependerá mucho del impacto de la ruptura en cada persona. “Mi recomendación es que cada quien pueda hacer el ejercicio de escucharse y prestarle atención a lo que siente y necesita en el momento, y no dejarse presionar por reglas externas que les han funcionado a otras personas”, aclara la especialista.

“No existe ninguna hazaña más grande en el mundo que saber estar con uno mismo”

Michel de Montaigne, filósofo francés

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