Explorando la dieta keto desde una perspectiva médica
Colaboración: Dra. Leimy Mayrette Cruz, Nutrióloga Clínica
En el mundo de la nutrición, siempre hay tendencias que capturan la atención y causan controversia. Una de estas tendencias es la Dieta Keto, que contrario a lo que podrías creer, no se trata realmente de algo nuevo. Desde el siglo XIX se viene investigando para el tratamiento de enfermedades, pero actualmente es común que se implemente sin ninguna vigilancia médica como una dieta de moda más, dejando a un lado sus riesgos potenciales.
En este artículo voy a darte mi perspectiva profesional basada en evidencia científica.
El mecanismo detrás de la Dieta Keto
La dieta keto se basa en un principio fundamental: restringir severamente la ingesta de carbohidratos mientras se aumenta el consumo de grasas. Al privar al cuerpo de carbohidratos (como las papas, panes, arroz, pastas), se induce un estado metabólico llamado cetosis, en el que el organismo comienza a usar grasa como fuente de energía. Esta transformación produce cetonas, utilizadas como combustible alternativo en ausencia de carbohidratos. La dieta keto generalmente limita los carbohidratos a 50 gramos (menos que un bagel) por día y tan bajo como 20 gramos, mientras que las grasas representan el 70-80% de las calorías diarias.
Debate, desafíos y nuevas perspectivas
La dieta cetogénica ha sido objeto de una amplia investigación científica en relación con sus efectos a largo plazo en la pérdida de peso y parámetros bioquímicos. Si bien algunos estudios, como la última guía de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad, respaldan su efectividad para la pérdida de peso, la mejora en el perfil lipídico y el control glucémico.
Otros destacan posibles preocupaciones sobre los niveles de colesterol “malo”, un riesgo dos veces mayor de sufrir episodios cardiovasculares y la sostenibilidad de este patrón de alimentación en el tiempo, tal como fue presentado en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología.
Como hemos visto, los resultados de las investigaciones son diversos y, a veces, contradictorios. En el camino hacia una comprensión más completa de la dieta cetogénica, es importante tener en cuenta que la mayoría de los estudios hasta ahora han sido de corta duración y con un número limitado de participantes
¿Qué recomiendo?
Antes de embarcarse en cualquier tipo de dieta, recomiendo buscar la orientación de un médico especialista en nutrición para supervisar cualquier cambio bioquímico y desarrollar un plan de alimentación adaptado a las condiciones de salud únicas de cada persona, con el fin de prevenir deficiencias nutricionales y otras complicaciones. Una dieta balanceada donde sean incluidos los tres macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) será mi principal sugerencia.
Es importante reconocer que la respuesta individual a los distintos patrones de alimentación varía ampliamente. Tomar la decisión de seguir una dieta cetogénica debe ser una elección informada y personalizada. Además, de ser administrada únicamente con un profesional médico de la nutrición para aprovechar los posibles beneficios que promete esta dieta mientras se minimizan los riesgos asociados. De ser implementada, es posible adaptarla para enfocarse en fuentes saludables de grasas insaturadas, como el aceite de oliva, el aguacate, las nueces, las semillas y los pescados grasos, como sugiere su protocolo.
Implementar estrategias de estilo de vida saludable a largo plazo, como la actividad física, alimentación balanceada, descanso e hidratación, son los pilares para lograr cambios nutricionales permanentes una vez se haya alcanzado el peso objetivo.