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Convirtiéndome en mamá

Convirtiéndome en mamá

Pamela Toribio
Convertirte-en-madre

Convertirte en madre te lleva a un camino lleno de desafíos que impacta profundamente tu vida.

La psicoterapeuta integral para la maternidad y mentora de madres, Natalia Nin,nos ayudó a desarrollar este tema.

La experta explica que nuestro cerebro se ve afectado fisiológicamente durante el proceso de embarazo y crianza.

La ilusión de ser la mejor madre para nuestros hijos nos mueve a buscar información y referentes.

Sin embargo, compararnos con otras madres y sentirnos dueñas de la verdad puede generar una competencia insana.

Puede aumentar el riesgo de ansiedad, pensamientos pesimistas y dificultades para desarrollarnos y conocernos en nuestro nuevo rol.

Esto nos hace caer en la trampa de una perfección inalcanzable, dificultando nuestro desarrollo y conexión con nuestros hijos.

Natalia Nin, Psicoterapeuta Integral para la Maternidad y Mentora de Madres.

Tu identidad como madre

Te exhortamos a buscar información, decidir cuáles son los valores que quieres inculcar en tus hijos.

Para lograrlo, primero debes sanar tu historia e infancia, responsabilízate de quién eres y de tu evolución, confía en ti y en el todo lo que estás dispuesta a dar.

No te dejes llevar de la búsqueda de una perfección que solo te llevará a ser cruel contigo misma, más que compasiva, amable y generosa.

Las presiones son reales, y tal como lo indica Endelman Berland en su estudio “Real mothers Heard” a pedido de Dove, las madres enfrentan presiones ante la necesidad de satisfacer estándares de perfección, como si la maternidad se tratara de una carrera, una competencia o un concurso de belleza.

En esta investigación se habla que muchas madres consideran la cirugía estética después de dar a luz mucho antes que establecer un vínculo sano con sus hijos.

Esto es respondiendo a las nuevas necesidades como sueño, comodidad y alimentación. Priorizan su propia recuperación y descanso ante todo el agotamiento que vive en esta etapa.

Hoy obsérvate y decide renunciar a un camino que sólo te llevará al dolor, la inconformidad y la culpa.

Cambios físicos que trae la maternidad

Amar tu cuerpo después de la maternidad es todo un reto donde continuamente miramos a nuestro lado para ver de aquella madre y la de nuestro propio cuerpo dejándonos al borde de la culpa, el maltrato y la desmotivación.

Dale tiempo a tu cuerpo para sanar y recuperarse, tus órganos apenas se ajustan nuevamente a su lugar durante el primer año de posparto, y qué hablar de nuestras emociones donde cada una de nosotras experimentamos un camino distinto para sentirnos en equilibrio nuevamente.

Debemos recordar que la maternidad es un proceso transformador y evolutivo para nosotras y para nuestros hijos.

Es un camino único que pintamos con nuestros propios colores y que nos permite redescubrirnos a nosotras mismas y soñar con quiénes queremos ser.

La maternidad no es una carrera que se gana o se pierde, tampoco es un checklist de lo que hemos logrado o no.

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Es un camino en el que morimos a lo que éramos para dar vida a una nueva versión de nosotras mismas, más empoderadas, fuertes y poderosas.

Va más allá de los oscuros grises del caos donde se encuentra el disfrute de lo que realmente importa esta nueva vida que hemos gestado y que hoy tenemos en brazos.

Busca tu tribu

La maternidad nos une a una tribu de mujeres que pueden acompañarnos, inspirarnos y apoyarnos en los momentos más difíciles.

Juntas, podemos crear una comunidad de madres que se apoyan mutuamente en lugar de competir.

La vida que estamos construyendo con nuestros hijos es nuestro mayor legado, y no existe una persona más perfecta para nuestros hijos que nosotras mismas.

Nuestro mayor foco en la maternidad debe ser nuestro equilibrio emocional, armonía en los diferentes roles y el integrarnos a una tribu de mujeres que nos ayuden en las noches oscuras y nos inspire para poder vivir cada día la ilusión en vida de ser mamá.

Eres libre para ser quien quiere ser, para mostrarte vulnerable, para compartir en espacios seguros tu
inseguridad y preocupación, para escuchar las experiencias de otras madres y dejarte acompañar de aquellas que te van a impulsar aún en los días donde no creas en ti.

No permitas que las presiones externas te nieguen este momento de conocerte a ti misma en este rol, desde ese lugar de relacionarte y en la construcción de esta familia que siempre soñaste.

Encuentra tu propio camino dónde escuchas y observes la experiencia y puedas elegir lo que tu realidad y tu corazón te permita.

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