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Crianza en tiempos de pandemia

Crianza en tiempos de pandemia

Pamela Toribio

Por: Natalia Nin/psicóloga clínica, psicoterapeuta infanto juvenil & adultos  Foto: Fuente externa

Estamos dentro de una tempestad mundial que nos sorprendió y nos forzó a realizar cambios significativos en nuestra vida cotidiana y nuestro sistema familiar. Como padres nuestras emociones se han llenado de ansiedad, estrés, incertidumbre, miedo al contagio… que a su vez se han traducido en medidas como el distanciamiento social, trabajo desde casa, otros buscando opciones de trabajo; y en medio del caos se encuentran también nuestros hijos, pequeños o grandes, viviendo la misma adaptación que los adultos.

Ser los responsables y guía de la educación de nuestros hijos ha sido otro rol que en muchas ocasiones nos lleva al límite, y dejemos algo claro, esto no es homeschooling, la situación nos ha obligado a asumir el rol de educadores, que con experiencia o no, nuestros hijos no nos identifican como esa figura, y esto también es otro proceso que deben asumir, ahora sus padres también son sus profesores.

Para poder llevar una crianza positiva y con respeto en una realidad como la que vivimos, debemos

  • Observarnos como padres.
  • Redescubrir a nuestros hijos, ellos también sienten.
  • Ajustar nuestro sistema familiar a las nuevas necesidades y emociones de los integrantes.

A continuación, te presentamos una guía de cómo revisar estas tres esferas para que puedas descubrir, reconocer, entender y asumir los nuevos compromisos que necesita tu familia para fortalecerse en este tiempo. Esto lo hacemos desde la generosidad individual, sin juzgar; observamos, aceptamos, acogemos y trascendemos.

Escuchemos nuestras emociones.

Al despertar preguntémonos cómo estamos hoy, qué sentimos, cómo está nuestra energía, y readaptemos nuestra agenda y expectativas. Nuestras emociones juegan un papel muy importante en la convivencia y más ahora, debemos saber elegir nuestras batallas.

Comuniquemos nuestro estado emocional, lo que necesitamos, y cómo queremos ser tratados. Esto ayudará mucho a los demás a entender nuestras reacciones y a tenernos paciencia cuando no sea un buen día.

No temas por sentirte incapacitada/ incapacitado.

No podemos saberlo todo, hacerlo todo, tener todas las respuestas, ser perfectos. La vida no es lineal, tienes sus subidas y bajadas y nuestros días estarán llenos de ellos. Evita compararte con los demás, y enfócate en lo puedes hacer. Cada familia es distinta y tiene realidades diferentes, asume la tuya, haz lo que puedas y vive desde el agradecimiento.

Observa la violencia que expresas.

Lo que hoy vivimos nos pone en frente de nuestras incapacidades para sobrellevar la frustración de lo que no podemos controlar: las reacciones de los demás; y que nuestros hijos no que sigan las instrucciones que damos al pie de la letra nos puede llevar a la explosión. Las tareas nos han agregado mucho estrés cuando no hay resultados esperados. La realidad es que nuestros hijos no quieren hacer la tarea, y, a decir verdad, nosotros tampoco.

En esto hay algo más, y es a lo que quiero invitarte, re- descubre a tus hijos y quién eres como madre/padre. Este es el momento de ver cuales son las fortalezas y debilidades de tus hijos, para pedir ayuda en lo que no saben hacer y para que puedas reforzarlos frente al fracaso de no poder lograr las tareas. Mírate como padre/madre ¿Cómo reacciones? ¿Cómo hablas? ¿Cuáles son tus comentarios? ¿Cómo refuerzas a tu hijo? ¿Le permitirás a tu jefe, pareja o amigo responderte como reaccionas tú frente a tus hijos? Conecto conmigo para poder conectar. (Esta es la premisa para evitar crisis)

Recuerda: “Reconocer mi incapacidad me compromete a capacitarme.”

Tus hijos también sienten, aun cuando no lo sepan comunicar.

Todos estamos adaptándonos y ellos no se escapan de esta crisis y cambios forzosos. Pasan todo el día encerrados, luego de tener una rutina donde hay movimiento, esparcimiento, relaciones con los demás, risas, correr, sol y ahora eso no está.

Este proceso se expresará de manera distinta según la edad y etapa en la que se encuentre tu hijo, y de cómo estaba la dinámica familiar antes de que llegaran estos cambios.

Los más pequeños están emocionados por tenernos disponibles todo el tiempo, inestables al estar todo el día en el mismo sitio, ansiosos por la ausencia de los familiares y amigos con los que se relacionaban constantemente, y redescubriendo los límites de tiempo de los padres con ellos. Antes cuando llegábamos a casa la dinámica estaba centrada rutina nocturna y volcados en ellos, ahora estamos en casa, pero hay más necesidades y focos de atención. Esto también es una curva de aprendizaje para ellos y para nosotros.

Todos en algún momento podemos sentirnos hasta perseguidos por nuestros hijos, donde tenemos compañía en la intimidad del baño, manejar este momento y establecer nuevas reglas debe ser desde el amor y establecer las normas antes de que estas experiencias ocurran, evitando comunicarnos desde el rechazo “vete de aquí, mamá necesita estar sola”. Poco a poco aprenderán que “estoy en casa, necesito un tiempo para mí, sigo estando para ti”.

Nuestros hijos, sin importar la etapa lo que necesitan saber es: soy amado, aceptado, acogido, están para mí. A mayor seguridad de mi presencia, mayor fuerza para una autoestima poderosa y una personalidad independiente. Necesitan regularse a través de nosotros, es decir, calmarse desde nuestras reacciones ante sus reacciones. En medio de tanto caos y temor, saber que estoy para ti y te amo.

Si me escucho y me responsabilizo como padre y adulto, y también observo y acepto las emociones de mi hijo, la dinámica familiar podrá ir fluyendo día a día.

Mi lenguaje de comunicación habla de quien soy, de mis emociones y le dice al niño qué hacer y cómo reaccionar. Para mejorar las reacciones de nuestros hijos debemos de trabajar primero en las nuestras.

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Este es el momento de ser equipo y apoyarnos los unos a los otros según nos encentremos cada día.

Para poder ejercer una crianza positiva, debo tener un pensamiento y lenguaje positivo, evitando manejarnos desde la negatividad, decir “¿Quieres más comida?” en vez de “¿NO quieres más comida?”; “Siéntate en la cama, si quieres saltar juguemos en el piso” en vez de “NO saltes en la cama”. Hablar desde lo negativo dice que no hacer, pero no da instrucciones claras sobre que sí hacer o que esperamos que hagan. Seamos más directivos con asertividad que autoritarios y mandatarios.

Cuando sientas que vas a perder el control, toma tu “tiempo fuera”, respira, y luego vuelve desde otra emoción.

Reordena las tareas y reglas de la casa junto en familia. Primero se conversa con los guías de la casa y luego toda la familia se va motivando y más que dar responsabilidades, buscamos hacer estas tareas juntos. Este tiempo es también para construir seres humanos y de nivelar las cargas de acuerdo las edades de cada integrante.

En esta reunión también aprovecha para preguntar qué actividades les gustaría hacer juntos y tener también días para hacerlas y para compartirlas. Si tienes hijos adolescentes ellos pueden preparar las actividades, apoyarse en herramientas como Pinterest, Instagram o Tik Tok y utilizar lo que tienen a mano.

Lo mas importante no es la actividad que realizan juntos, lo más importante es que se tienen unos a otros.

Si tus hijos pueden comunicarse no olvides preguntarles cómo se sienten con todo lo que esta pasando, escucharlos y más que dar consejos y soluciones, valídale sus sentimientos con empatía.

Aprovechemos al máximo lo bueno que sí tenemos y lo positivo que podemos producir de lo que estamos viviendo.

Que esta pandemia nos mueva a ser mejores personas, fortalecer los lazos familiares, buscar la ayuda profesional que necesitemos cuando no podemos solos, y que cuando esto se acabe y nos volvamos a ver no estemos incompletos emocionalmente.

Construye hoy esa familia que anhelas, crea esa nueva realidad en cada presente que vivas. Tenemos esperanza, porque existes tú.

 

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