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Ansiedad, regreso a clases y pandemia

Ansiedad, regreso a clases y pandemia

Sophia Sanabria
Ansiedad, regreso a clases y pandemia

Colaboración Glenys Peña, Psicóloga, intervencionista en aprendizaje, neuroeducadora y especialista en análisis de la conducta e Intervención en crisis / Directora de The Learning Center (@thelearningcenter.rd) Ilustración danceyourlife

 

Ansiedad, regreso a clases y pandemia

Los niños que regresan al aula este año se enfrentan a desafíos inusuales y dependiendo de su etapa de desarrollo supondrá reacciones distintas y por lo tanto, intervenciones estratégicas por parte de los padres para que lideren de forma efectiva esta nueva transición.

 

Es indudable que el regreso a clases para este año escolar supone distintas emociones y retos, tanto en los padres como para los niños. En los preescolares y edades tempranas lo podemos experimentar observando un apego inusual a los padres y que desemboca posiblemente en ansiedad profunda ante la separación.

Por otro lado, tenemos a los que entran en etapa primaria y secundaria que de forma indistinta o se quieren quedar en casa o se acostumbraron a un control menos riguroso y suponen que el regreso a clases los devuelve a una dinámica de mayor exigencia académica, además de que en algunos casos la escuela desde la virtualidad les dio mayores niveles de independencia y libertad de ir a su ritmo de aprendizaje.

 

¿Es seguro retornar?

Todos hemos estado fuera de la rutina de ir a la escuela durante tanto tiempo que es razonable que nos cueste trabajo regresar. A raíz de lo vivido en pandemia, se volvieron costumbre entre todos los recordatorios: no debes acercarte demasiado a otras personas, mantén el cubrebocas puesto, usa desinfectante, lávate las manos… estos recordatorios constantes y necesarios pueden traducirse en el mundo infantil como ansiedad.

 

Ellos, ante tantas interrogantes, pueden llegar a preguntarse: ¿Estamos seguros de que es seguro regresar?

Estos son, por supuesto, miedos realistas que comparten muchos adultos y que de no ser manejados correctamente serán transmitidos a sus hijos, pero también es necesario comunicarles que el COVID-19 está entre nosotros y que debemos aprender a vivir con él cuidándonos.

 

Consejos prácticos para una vuelta a clases efectiva:

 

•Lidera el cambio

Esto tendrá implicaciones como manejar la ansiedad, prepararse con tiempo, anticipar dificultades y actuar; es decir, crear una rutina para ir ambientando los nuevos retos de la dinámica familiar. Un adulto calmado y preparado anticipa los movimientos y reacciones, mientras actúa con inteligencia desde el razonamiento y no desde la emoción.

 

•Valida los sentimientos

Cuando el niño presente ansiedad ante la separación, valídalo con frases como: “Entiendo que te sientas así”, “No te dejaría en un lugar que no sea seguro”, “Volveré a buscarte y verás lo feliz que estarás de verme y lo que estaré yo de verte” o “Te vas a divertir un montón”. Por último, nunca te vayas sin despedirte; las despedidas, aunque son difíciles, son parte esencial de las transiciones sanas.

En el caso de los más grandes, valídalos dándoles a entender que sabes lo difícil que es el cambio pero reconociendo que es parte de su crecimiento el asumir la responsabilidad escolar y que esperas que con el mismo ánimo que emprende las actividades que le gustan, emprenda el camino de regreso a clases.

 

Ver También

•Practica la separación

Desde dejarlos en su habitación jugando solos hasta dejarlos en casa de la abuela por periodos breves de tiempo. Esto los ayuda a entender que papá y mamá siempre los dejan en espacios de seguridad y que siempre regresarán a recogerlos.

 

•Enfatiza las medidas de seguridad

Resalta la importancia de cuidarnos y de cuidar a otros sin llegar a extremos de control o a centralizar las conversaciones alrededor del tema COVID-19. Si como padre o madre quieres indagar sobre los protocolos de cuidado y seguimiento del plantel, la mejor arma la tendrás preguntando directamente a las autoridades de la institución escolar.

 

Los hijos no pueden volverse los policías de la escuela, para esos fines debe existir una comunicación abierta entre la escuela y los padres; ellos como estudiantes se harán partícipes colaborando con los protocolos de cuidado.

 

Para recordar:

Los cambios son comparables con aprender a nadar. Al principio puede que de vez en cuando traguemos agua y sintamos incomodidad, pero con la práctica vamos desarrollando la técnica para mantenernos a flote hasta que eventualmente no nos explicamos cómo ya nadamos relajadamente. El regreso a clases tiene sus retos, pero las salidas al parque, participación en campamentos y las reuniones con familiares y amigos ya han puesto en relieve nuestra capacidad de reinventarnos y adaptarnos a una nueva modalidad bajo la cual hemos ido aprendiendo a nadar.

 

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