“Diario en cuarentena” de Bingene Armenteros
Las barreras del confinamiento, poco a poco se van disolviendo. La nueva normalidad y la crisis que trae consigo nos espera. Ante esta realidad, ¿qué le depara al sector cultura, uno de los más lacerados, pero que definitivamente ha sido el soporte en el que muchos han amortiguado sus penas?
Texto: Bingene Armenteros Foto: Fuente externa
Hace poco me comentaron que vender arte en medio de la actual pandemia que atravesamos es una verdadera locura. Pero ante esta postura lo que se me ocurre pensar es que esa persona, y muchos otros que piensan igual, no saben soñar.
Y yo me pregunto: ¿Qué sería del mundo sin Pablo Picasso, Kandinsky, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Munch, Iván Tovar y otros tantos que apenas caben en estas cortas líneas? ¿Qué sería de la revoluciones sin “La libertad guiando al pueblo” del francés Eugene Delacroix, y del amor sin “El Beso” de Gustav Klimt o de Rodin ?
Aterrizando en tierra criolla, ¿se imaginan al pueblo dominicano sin los caballos de Dario Suro; los gallos de Guillo Pére; los azules de Cándido Bidó; los universos de Clara Ledesma o del cromatismo de Amaya Salazar?
Vivir con arte es vivir plenamente. Es poder ver el mundo a través de otros ojos, sea los de la miseria, alegría, pasión, pensamientos, convicción… Es tener la esperanza de un mundo mejor porque el arte es la expresión máxima del ser humano; es iniciar con un punto y terminar en una composición; dejarlo todo sobre el material. Por eso entiendo que vender arte en medio de una crisis como la que atravesamos hoy día no es una locura. Diría, mejor aún, que es la locura que necesitamos para poder reflexionar, pensar, crear, escapar. También para soñar mientras permanecemos encerrados en medio de nuestras cuatro paredes.
Quien decide vivir con arte entiende que es tan necesario como el oxígeno para sobrevivir. Lo necesitamos y él nos necesita.
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